domingo, 4 de agosto de 2013

Desapariciones raras

Pongamonos paranoic@s ... ¿Qué pasaría si de un minuto a otro la persona que más quiere desaparece sin dejar huellas? 

La revista "Times" publicó las 
 desapariciones más misteriosas
Virginia Dare. 
 
Fue la primera persona de padres ingleses nacida en América. 

Sus padres, Eleanor (ó Ellinor/Elyonor) y Anaias Dare, eran miembros de una colonia establecida en la isla Roanoke, en la actual Carolina del Norte

Lo que ocurrió con ella y los demás colonos es un misterio. 

Se sabe de su nacimiento, porque el líder de la colonia, John White, padre deEleanor Dare, regresó a Inglaterra para buscar ayuda para la colonia. 

Cuando White regresó, luego de tres años, los colonos habían desaparecido. 

Hay varias hipótesis; una de ellas es que tanto la niña como la colonia fueron atacados por una tribu. 


Madeleine McCann. 

En el 2007 fue de vacaciones con sus padres y hermanos a un hotel de Praia da Luz, en el AlgarvePortugal

Durante el primer día de descanso, fue reportada como secuestrada. 

Hay varias hipótesis: que la niña fue secuestrada o que murió por un descuido de los padres. 

Lo cierto es que hasta la fecha no se ha sabído nada de ella.
 

Ambrose Bierce. 
 
En octubre de 1913, el septuagenario Bierce partió de Washington D. C. para recorrer los viejos campos de batalla de la Guerra Civil. 

En diciembre cruzó a México por El Paso, que por entonces estaba en plena Revolución. 

En Ciudad Juárez se unió al ejército de Pancho Villa como observador, llegando hastaChihuahua, donde su rastro se desvanece. 

La última noticia cierta fue una carta que escribió a un amigo íntimo, fechada el 26 de diciembre. 

Se trata de una de las desapariciones más famosas de la historia de la literatura. 

Aunque desde entonces se han lanzado muchas teorías, el misterio permanece. 

Anastacia Romanov. 
 
La posible supervivencia de Anastasia es una de las grandes leyendas del siglo XX. 

En 1922 los rumores sobre que una de las Grandes Duquesas o incluso toda la familia habían sobrevivido propició la aparición en Alemania de una mujer que se hacía llamarAnna Anderson

Fue encontrada a punto de suicidarse en el puente del río Spree, en Berlín(Alemania), dos años después de la masacre. 

Fue internada sin identificar en una institución para enfermos mentales, donde dos años después aseguró ser la Gran Duquesa Anastasia, que había sido declarada muerta en Ekaterimburgo

Sin embargo, después de un largo juicio se determinó que Anderson no era la duquesa. 



El hijo de Lindbergh. 
"Ana, nos han robado nuestro bebé", Charles Lindbergh habría dicho a su esposa en la noche del 1ero de marzo de 1932, cuando la pareja descubrió que su hijo de 20 meses de edad, Charlie, había sido tomado de su cuna. 

A pesar de que Lindebergh pagó el rescate que se pedia por su hijo, éste jamás fue entregado. 

Setenta y dos días después, el cuerpo descompuesto del bebé fue descubierto en una zona boscosa cerca de la casa de Lindbergh en Hopewell, Nueva Jersey. 


Amelia Earhart. 

Desaparecida en el océano Pacífico el 2 de julio de 1937. 

Fue una aviadora estadounidense, célebre por sus marcas de vuelo y por intentar el primer viaje aéreo alrededor del mundo sobre la línea ecuatorial. 

A las 19:30 GMT se recibió el siguiente reporte: KHAQQ llamando al Itasca

Debemos estar encima de ustedes pero no los vemos... El combustible se está agotando... 


A las 20:14 GMT el guardacostas recibió el último mensaje dando su posición; hacia las21:30 GMT determinaron que el avión pudo haberse estrellado en el mar y entonces comenzó la búsqueda. 

Jamás se encontró nada. 


Frank Morris, John y Clarence Anglin. 

La noche del 11 de junio de 1962, estos hombres escaparon de la poderosa cárcel deAlcatraz

La búsqueda del FBI fue intensa, sine embargo, jamás se pudieron encontrar a estos tres hombres. 

Hay quienes afirman que se ahogaron; otros, que lograron sobrevivir y se perdieron en el anonimato. 

Agatha Christie. 

La autora de Asesinato en el Orient Express y de las historias del detective Hércules Poirot, desapareció misteriosamente como cualquiera de los personajes de sus novelas. 

El 4 de diciembre de 1926, se encontró el coche de Agatha Christie abandonado en un paraje natural a varios kilómetros de la bulliciosa localidad inglesa de Guilford

La policía encontró su permiso de conducir, un periódico arrugado, su abrigo de piel y una maleta abierta con varias prendas de ropa. 

Temiendo lo peor, la policía rastreó la zona, pero no había ninuguna huella de la famosa escritora de crimen. 


Jaycee Dugard. 

Era una niña de tan sólo 11 años cuando, en 1991, fue secuestrada en los alrededores de su casa en el lago Tahoe, al norte del estado de California; 18 años después, apareció con vida en la localidad de Concord






Juan Pablo Martínez Gómez. 

Cuando desapareció tenía 10 años. 

Tiene el cabello y los ojos de color negro. 

Circunstancias: Juan Pablo iba con sus padres en un camión cisterna que volcó en la localidad madrileña de Somosierra

Ellos fallecieron y el menor desapareció en el accidente. 

Testigos presenciales aseguran que le vieron junto a una furgoneta. 

El conductor y dos mujeres que le acompañaban pudieron llevarse al niño. 


La famosa desaparición de todo un PUEBLO

La desaparición del poblado de Anjikuni


De vez en cuando la policía todavía vuelve a intentar descubrir la causa por la que un pueblo entero de mil doscientos habitantes e incluso los muertos de sus tumbas, se desvanecieron sin dejar ningún rastro, en la oscuridad de un invierno boreal. El misterio comenzó en 1930, cuando el cazador Arnand Laurent y sus dos hijos vieron un extraño destello que cruzaba el cielo septentrional del Canadá. Laurent declaró que la luz cambiaba de forma por momentos, de modo que en un instante era cilíndrica y al siguiente parecía una bala enorme.


Pocos días después, un par de miembros de la policía montada que iban camino del lago Anjikuni se detuvo en la cabaña de Laurent en busca de un abrigo. Uno de ellos explicó que en el lago había “algo así como un problema”. El policía preguntó al confundido Laurent si la luz que había visto se dirigía hacia el lago y éste le respondió afirmativamente.

El policía movió la cabeza sin más comentarios, durante los años siguientes los Laurent no volvieron a ser interrogados. Ese fue un descuido comprensible pues la Real Policía Montada de Canadá ya estaba ocupada en esa época con el caso más extraño de su historia…

Cuando otro cazador, llamado Joe Labelle, marchaba con sus raquetas de nieve hacia el pueblo junto al lago Anjikuni, se sintió agobiado por una extraña sensación de pavor. Normalmente, aquel era un ruidoso núcleo rural de mil doscientas personas y ese día, Joe hubiera esperado oír a los perros de los trineos que ladraban para darle su habitual bienvenida.

Pero las chozas rodeadas por la nieve estaban recluidas en el silencio, y no salía huno de ninguna chimenea.

Al pasar por la orilla del lago Anjikuni, el cazador vio que los botes y los kayaks todavía se hallaban amarrados a la orilla. Sin embargo, cuando fue de puerta en puerta, solamente encontró una soledad misteriosa. Aún estaban apoyados en las puertas los apreciados rifles de los hombres. Ningún viajero esquimal dejaría jamás su rifle en casa.

Dentro de las cabañas, las ollas de caribú guisado estaban mohosas sobre los fuegos apagados hacía mucho tiempo. Sobre un camastro había un anorak remendado a medias y dos agujas de hueso junto a la prenda.

Pero Labelle no encontró cuerpos, ni vivos ni muertos, ni tampoco señales de violencia.

En algún, momento de un día normal -cerca del almuerzo según parecía- se produjo una repentina interrupción en el trabajo diario, pero lo que la vida y el tiempo parecían haberse detenido en seco.

Joe Labelle fue a la oficina de telégrafos y transmitió su informe al cuartel general de la Real Policía Montada de Canadá. Todos los oficiales disponibles fueron enviados a la zona de Anjikuni. Al cabo de unas pocas horas de búsqueda, los policías montados dieron con los perros de los trineos perdidos. Estaban atados a los árboles cerca del pueblo y sus cuerpos se hallaban bajo una sólida capa de nieve. Habían muerto de hambre y de frío.

En lo que fuera el cementerio de Anjikuni, se produjo otro descubrimiento escalofriante. Ahora, era un lugar de grandes tumbas abiertas, de las cuales, bajo una temperatura glacial, alguien se había llevado los cadáveres.

No se veían huellas fuera del pueblo, ni tampoco posibles medios de transporte por los cuales la gente pudiera haber huido. Sin poder creer que mil doscientas personas pudieran desvanecerse de la faz de la tierra, la Real Policía Montada de Canadá amplió su búsqueda. Con el tiempo, la investigación cubría todo el Canadá y continuaría durante años. Pero después de tantos años, el caso sigue sin solución.


OTROS CASOS...

Un extraño caso de abismo temporal fue el sufrido por el patrullero Chester Archey, quien habiendo desaparecido de donde se encontraba volvió a ser visto minutos más tarde en otro lugar, distante varios kilómetros. El 24 de agosto de 1966, varios testigos lo vieron al volante de su patrulla en las inmediaciones de Filadelfia, capital del estado de Pensilvania. Y de repente dejaron de verlo, como si se lo hubiera tragado la tierra, O, mejor dicho, el asfalto de la carretera. Un par de minutos más tarde, o tal vez en el mismo instante de desaparecer de Pensilvania, Chester Archey se materializaba en plena calle principal de Pennsauken, Nueva Jersey, al volante de su patrulla, a más de un centenar de kilómetros de donde acababa de ser visto.

Imagen
Igual iba a suceder el 10 de diciembre de 1939 en las inmediaciones de la población china de Nanking, cuando los ejércitos japoneses saqueaban el país. Los soldados chinos se defendían desesperadamente en un fuerte situado al sur de la ciudad. Tres mil soldados fueron transportados por tren aquella noche, para defender Nanking. Los dejaron a corta distancia de su objetivo y siguieron el camino a pie para no ser descubiertos por el enemigo. El coronel Li Fu- Sien ordenó a sus hombres dispersarse, para disimularse mejor en el terreno. A la mañana siguiente no que daba uno solo en el lugar. Sólo aparecieron las armas. ¿Abandonaron acaso sus puestos?


Sir Benjamín Bathurst había sido llamado desde Londres para que se presentase a la mayor brevedad. El 25 de noviembre de 1809 arribó a la población alemana de Paleburg y descendió de su carruaje para estirar las piernas mientras daban de comer a los caballos. Rodeó a los palafreneros encargados de los animales, pasó por detrás de éstos y no volvió a ser visto. Fueron testigos de la desaparición el propio secretario de Sir Benjamín, su valet y no menos de una docena de personas. Había un elevado muro de piedra, sin puertas, que impedía el paso al embajador, y sin embargo se desvaneció en el aire. Lo estuvieron buscando por la posada y los alrededores durante un par de horas, sin éxito. Se dio entonces aviso a las autoridades. Tampoco hallaron nada. ¿Acaso se desintegró en el aire por alguna causa desconocida para aquella época y también para ésta en que vivimos?
El universo sigue siendo un mundo nuevo para nosotros...

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